viernes, 5 de abril de 2013

A 100 KILÓMETROS DE COREA DEL NORTE

 El mundo se agita nervioso ante las envalentonadas amanezas de Kim Jong-un sobre un ataque nuclear a EEUU y Corea del Sur. Aquí, a apenas 100 kilómetros de la frontera norcoreana, la vida transcurre  normalmente, como si la gente ya estuviera acostumbrada a los aspavientos que periódicamnete realiza su vecino del sur.

 
Esta vez, sin embargo, hay un ingrediente diferente, y es que Corea del Norte ha podido desarrollar exitosamente armas nucleares. Este detalle ha llevado a algunos analistas a pintar escenarios apocalípticos, mientras que otros, más agudamente, señalan que esta situación asegura la paz al estilo de la Guerra Fría.  Esto se debe a que Norcorea, al haber entrado al "club atómico" no va a querer desperdiciar ese nuevo status de potencia nuclear en una guerra que aseguraría su aniquilación inmediata. Por otro lado, los EE.UU., Corea del Sur y Japón saben que si Norcorea lograra detonar aunque sea una sola bomba atómica los efectos serían devastadores. Por tanto ambos países se enseñan los dientes como en una antigua danza de guerra, un ritual en que se muestran mutuamente cómo podrían destruirse, pero sin animarse a atacar al otro. O sea, el escenario que se vivía en la Guerra Fría hace poco más de 20 años.


Al respecto, China parece muy incómoda con la situación. Es obvio que no le conviene que las dos Coreas se reunifiquen y tener un estado pro-norteamericano en sus fronteras, pero tampoco le hacen gracia los berrinches de su vecino comunista.  Sabe que de estallar un conflicto terminaría irremisiblemente arrastrada en él, lo cual perjudicaría notoriamente su imagen y relaciones económicas. Así que ha decidido darle la espalda a su socio a fin de que Kim Jong-un no se sienta envalentonado.

Ha sido también muy interesante el comentario de Rusia al respecto, condenando categóricamente la posición norcoreana y diciendo que vería con simpatía una reunificación de las Coreas, lo cual es un giro diametral a una política más bien parecida a la de China en ese aspecto.

Sin embargo, aquí desde Vladivostok,  la verdad es que esa actitud no me sorprende. El caso es que desde hace algunos años y con más intensidad desde el foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico APEC, Rusia en general y Vladivostok en particular  viene manteniendo estrechas relaciones comerciales con Japón y Corea del Sur al punto que se han invitado a grandes empresas de esos países para participar en mega proyectos, como un gran complejo industrial que se planea construir no muy lejos de aquí.
Hay, por supuesto, mucha relación comercial con China, pero muchos residentes rusos temen lo que llaman una "invasión amarilla" por el gran número de migrantes de ese país que viven en la región.
Hay también algunos norcoreanos, que vienen a trabajar en grupos, siempre vigilados por un líder. Hay de hecho un vuelo directo de Vladivostok a Pyongyang y tanto los rusos como los chinos tienen posibilidad de visitar Norcorea. Bueno, curiosamente también la tenían los peruanos, ya que somos un país exótico e inocuo para ellos. Yo tenía mucha curiosidad por visitar Corea del Norte como quien visita Jurassik Park, ver a un estado-dinosaurio por dentro y escribir sobre "arquitectura norcoreana" en el moleskine... pero temo que dadas las circunstancias tendré que abandonar ese sueño.

 
Esperemos que la cordura prevalezca y que se mantenga la paz, la lógica indica que así será pero a veces basta una chispa para provocar un gran incendio. Y en este caso, todos pierden.